viernes, abril 15, 2005

voces

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Me río de ti, édgar mena. Percibo tu tristeza y te detesto, cómo puedes argumentar palabras tan, voy a decirlo amablemente, pendejas. Me río de ti, édgar mena, extrañas a alguien que sencillamente te ignora. Pero, volvamos al asunto, tus palabras me resultan huecas. Confieso que cargadas de un ritmo interesante; pero debo mencionarlo, repetitivo; como un mapa, como una fórmula; como una receta de cocina.
A veces vuelvo a este lugar y me encuentro a mí mismo, quizá por eso te odio tanto, quizá por eso vuelvo aquí. Será que cuando leo encuentro mis pasos en lo que has dicho.
No me gusta lo que escribes, insisto. Mejor deja tu cuaderno, anda, vamos al cine a ver una película; déjate de tonterías, édgar.

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