martes, febrero 15, 2005

de "Cántaro"

Mi madre quemaba palmas y enterraba un cuchillo en el jardín para que dejara de llover, oraba por los muelles devastados; cubría sus pájaros con la ropa sucia de los muertos.
Yo miraba la tormenta, no iba a la cama por esperarlo, dibujaba sus pasos; oía su respiración en mi cuaderno.
Mi hermana dormía, soñaba niños que arrojaban nueces a los vagabundos.
Esperaba en la ventana a que llegara mi padre, mi padre que jugaba a ser conserje en una escuela para sordos.
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