lunes, febrero 14, 2005

Sarnicura Emperadora

Me gustaría verte entre los niños que encienden fogatas para quemar los cuadernos de la escuela. Me gustaría ver cuando juegas a esconderte en los dibujos que hablan del cansancio, para después aparecer a la hora de la cena con una rana en el bolsillo. Entrarías en las panaderías para preguntar el precio de las bolas dulces. Los niños se ríen de mí porque escondo relojes bajo la cama. Entrarías en las sastrerías para buscar un abrazo; preguntar por la suavidad que canta el señor que vende pájaros. Aún te espero en las estaciones de autobuses donde los perros pueden vivir; donde se dejan tomar fotografías. Aún te espero en esos lugares donde los perros saben que regresaremos. Dame una razón para guardarte luciérnagas, para preguntar por ti en las escuelas; para esperarte en la Plaza Corregidora en las tardes cuando no llueve, cuando es más probable que estés dando clases de piano a los chacales. Lee en los libros la ruta de los patos, comenta en clase que la mùsica puede ser, incluso, un cuaderno de dibujos; pìdeme que te despierte antes del viaje.Abro la ventana para escucharte con la mañana, para imaginar que regresas con las parvadas. Abro la ventana para cantar contigo. Bajo el volumen cuando oigo a Bach porque no me gusta que llores, te escribo cartas en las esquinas, en las clases de literatura que doy a mis alumnos. Imagino que despiertas conmigo en las mañanas más frías, escribo que tu respiración inventa otra mañana. Escucho con mi padre las canciones necesarias para escribirte cartas cuando los trenes pasan, los mièrcoles escucho el silbato de los trenes en La vieja estación; a veces no escucho las lecturas, me siento afuera a mirar los cargueros que cruzan la estación. Comeremos elotes en los pueblos más lejanos, iremos a Temascaltepec a ver orquídeas; echaremos monedas al río, desde el puente, después comeremos paletas heladas en el quiosco. Regresaremos un día a las ciudades donde llueve.Camino hasta Plaza de las américas para escribirte cartas, el dueño del ciber café sabe que te extraño; que pendejamente sueño que responderás un día mis palabras. Seguramente se ríe de mis pasos, seguramente se ríe porque espero; cuando él cree que esperar es un pretexto infame para no hacer nada.Invítame a pintar la cerca de tu casa, convénceme con una mordida de manzana; cuando crea que pintar es divertido, tendré que insistir para que me dejes continuar, incluso podré ofrecerte un picaporte o una rana; una estrella o una carta para seguir pintando tu nombre en la madera.Abro las ventanas en tu cuarto, me cuentas las historias del centeno. En tus palabras viven peces y barcos devorados por el frío, en tu descanso las redes encuentran temporales, tu bitácora nos habla de ciudades habitadas por pájaros y niños. Le cuento a mi tripulación que los faros -en épocas de frío-- se encienden con tus labios. Hasta siempre.
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