carta
Querida Arq.:
No hay niños que jueguen en la calle; aunque la frase sugiere un nunca, en realidad se refiere a esta mañana. Desperté y no había niños jugando en la calle. Tampoco hay niños cuando duermes, cuando cantas alguna canción. Por cierto, Leonard Cohen nos sugiere una idea para ser mejores, una idea para dibujar una barco con todo y capitán y tropa y polizón. Pero yo quiero un color gris en mis paredes, un color que me hable de otros lugares, de otros cuartos que habité en mi infancia; otros colores más cercanos al mar.
No hay casas en mis mapas, arquitecta, no dibujo ventanas, ni pasillos, ni siquiera una bicicleta recargada en un poste de luz. Tampoco he dibujado, nunca, una manzana; pero puedo decirle que la lluvia es una buena manera de decir adiós. Aunque Bob Dylan menciona que “adiós” es una palabra demasiado buena. Su idea se refiere a que uno simplemente debe irse, debe alejarse de aquello que hace daño. Es la supremacía de el amor propio sobre el amor que se puede sentir por alguien, es una sonrisa a la victoria. Ambos, por cierto, se corresponden; sin embargo, nunca dejan de ser dolorosos. De ahí que nos sugiera, por ejemplo:
All your seasick sailors, they are rowing home.
All your reindeer armies, are all going home.
The lover who just walked out your door
Has taken all his blankets from the floor.
The carpet, too, is moving under you
And it's all over now, Baby Blue.
Y sí, regresaremos a casa para apagar las luces, para cerrar las puertas, para decir algo sin palabras, para dibujar en las paredes otra historia, otra casa, otra ciudad. No hay tesoros en las plantas, no hay una ruta que lleve a los lugares donde sueñas.
Usted habla de una ciudad que no ha visitado, yo le hablo de las pequeñas cosas, de una abeja, de un país que crece entre sus manos. Hoy no hubo niños en las calles, desaparecieron todos, seguramente hay alguna promoción en algún sitio y entran los niños gratis; o, en el mejor de sus casos, se acercan a un lugar donde usted puede contarles historias. Deseo, con estas palabras, que usted tenga un hermoso día. Hasta siempre.
.
é
Y sí, regresaremos a casa para apagar las luces, para cerrar las puertas, para decir algo sin palabras, para dibujar en las paredes otra historia, otra casa, otra ciudad. No hay tesoros en las plantas, no hay una ruta que lleve a los lugares donde sueñas.
Usted habla de una ciudad que no ha visitado, yo le hablo de las pequeñas cosas, de una abeja, de un país que crece entre sus manos. Hoy no hubo niños en las calles, desaparecieron todos, seguramente hay alguna promoción en algún sitio y entran los niños gratis; o, en el mejor de sus casos, se acercan a un lugar donde usted puede contarles historias. Deseo, con estas palabras, que usted tenga un hermoso día. Hasta siempre.
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