domingo, marzo 20, 2005

CartaEnTresMovimientos

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para Itziar Fadrique
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(adagio)
Hay algo de placer en hacer pequeñas cortadas en tu cuerpo. Si no se enteran los enfermeros puedes caminar todo el pasillo hasta la ventana. Si no se enteran los enfermeros puedes comprar dulces a la señora que hace la limpieza. Si no se enteran los enfermeros puedes extrañar a alguien y llorar, puedes alejarte y llorar, puedes encontrar a alguien en tu tristeza y seguir llorando hasta que tengan que darte un antidepresivo.
Alguien dice que se llevaron al loquito del cuarto de al lado; los más sabios aseguran que se ha suicidado; mencionan que los médicos nunca lo van a aceptar porque eso sería terrible para todos nosotros. Sabemos, sin embargo, que hace días no pasa un helicóptero por el cielo de este lugar. Yo sueño a veces que vengo en helicóptero a rescatar a mis amigos, pero ellos no quieren ir conmigo, prefieren seguir pintando, prefieren seguir cantando en grupo canciones horrendas para asustar a las ardillas.
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(triste et douloureux)
Hoy me siento solo, nada –salvo el silencio— alimenta estas palabras. Aléjate de las abejas y las alas. Es tuya la canción que crece con los panes. Alguien llora en el cuarto de al lado y yo te escribo, te comento que alguien llora y yo también lloro porque mi cuarto carece de ventanas. Algo sabe a tierra en mi alimento.
Canto / Cántaro / Algo se cansa en mis palabras / en mi vida / en las preguntas que hago a los marinos / Guarda bosques en tu risa / eres el desierto que alguien recuerda antes de morir / eres la arena / y las hormigas que entristecen las cosechas / Eres la sal de los que van a morir mañana / eres un libro que un niño hojea y se divierte / eres ese mismo libro que cuenta la historia de un niño que no quiere dormir porque tiene miedo de que nadie venga a despertarlo / Yo tengo miedo de que no escuches esta carta / yo tengo miedo de la música y la lluvia que dibujan los fantasmas /
También quiero dibujar un mago. Eres la tristeza en una tarjeta postal, eres el silencio repartido en breves dosis de esperanza. Mi abuelo hablaba de un lugar lejano, se estaba muriendo, yo no escribí nada en su tumba. Decía tener sueño, decía que lo dejaran descansar. Madre, cierra la puerta, madre, cierra las ventanas, madre, calla a los vecinos, mi abuelo quiere descansar porque va a morir mañana, madre, reparte invitaciones a los tristes, a los ahogados, a los dormidos, reparte invitaciones a los pájaros, madre, yo quiero morir con él.
Madre, ¿no vendrán las hormigas a llevarlo a su descanso? Y mi madre, que nunca había abierto una ventana, dibujaba cruces en las puertas, asustaba los pájaros negros que llegaban al tejado. Y mi madre, que no sabía del olor de las cosechas, imaginaba algo de salud con oraciones.
Mi madre que nunca había llorado tanto.
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(allegro)
Querida tantriste: No hables de los faros que duermen en la niebla.
Querida tantriste: Eres con las nueces un alivio, eres la salud que sueñan los enfermos, eres una lluvia que moja en las habitaciones vacías. Eres, sin pensarlo, una escalera, una nuez, una tormenta; y algo saben mis labios
. . . . . . ................................de tu espalda.
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