viernes, febrero 10, 2006

mapa en Braille



Los anuncios en el pasillo nos invitan a un juego de fútbol, a un concierto donde quince grupos interpretarán algo de punk; yo prefiero actividades más calladas, como mirar tu cuerpo y escribirlo con mis labios hasta que se caiga el edificio. Aunque, por qué tendría que caerse el edificio, por qué no se cae un puente, o el horrible edificio de correos que está cruzando el parque. Mejor que no se caiga nada, sólo esta carta, que caiga en una profundidad para que nadie pueda leerla. Cierto, las cartas cantan canciones que, muchas veces, no comprendemos; por lo menos yo, que a veces me detengo a ver los discos en la calle y no encuentro nunca nada que me agrade. Por eso prefiero los caballos, pueden conducirnos a un paisaje lleno de notas y de frío. Por eso prefiero tu cuerpo, porque es un país para mis labios. Aunque, qué quiero decir con eso de un país para mis labios, me suena cursi e insensato; mejor decimos, un país lleno de piezas rotas, como un cementerio de guitarras donde nos cante el frío y la tristeza. Aunque, prefiero decir nada, el silencio es la mejor respuesta a tantas dudas, a tantas grietas que construyen mi cuerpo. Borro construyen y sugiero destruyen, las grietas me dibujan, las grietas son mi compañía y la enfermedad que en este tiempo no me logro curar; cierto, las grietas son mi país. He perdido un brazo, he perdido a mis soldados de plomo en una guerra contra los gatos de la cuadra, ja, esto sonó a la canción del osito carpintero, qué chafa. Una carrera de hamsters en un laberinto que yo construyo en mis sueños; aunque, pocas veces recuerde mis sueños. Recuerdo, eso sí, una canción en mi infancia, y no era la niebla, era una canción que crecía debajo de la cama, como si bajo ella vivieran ejércitos hambrientos que me pidieran una moneda para el frío, era un sueño largo, yo tenía que buscar el alimento para dichos soldados; porque, no lo sé, quizá ellos cantaban para que yo pudiera dormir. Aunque, en ese tiempo leía El poema de Gilgamesh, seguramente el capítulo nueve había dejado su rastro y sus grietas. Es hora de abandonar este lugar, repetir el pasillo donde nos invitan a un concierto, buscar en las películas algo para ver después de la cena; es imposible llegar por ese camino a donde duermes, pero es la mejor ruta para salir de este lugar. Ahora me despido, hasta siempre.
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é
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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me gusta tu espacio. Muy bien escrito y mejor puntuado. felicidades.

2:15 p.m.  

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