miércoles, diciembre 28, 2005

33 razones para extrañar a Caroll


[1] Porque en tu cama son tres horas más que en la mía, y eso sin sumar las almohadas [2] y los sueños donde sueñas que te abrazo. [3] Empecé a escribir un poema, tengo cuatro versos que te dicen: “Te detienes para conversar con los ancianos/ que aprenden a andar en bicicleta. / Te detienes para entregar a los enfermos el alivio / y hay un faro que alumbra hacia los lugares donde duermes”. [4] porque no hay tuzas en la memoria y a veces es preciso excavar o callar o simplemente tender la cama antes del desayuno. Mis alumnos me escriben cartas desde sus vacaciones [5] y yo les cuento de tu risa, les respondo que hemos construido un barco y lo botaremos en los próximos días [6] que están todos invitados. [7] Porque en tu cama son tres horas más que en mi cuerpo, porque tu voz me despierta los domingos cuando no deseo otra cosa que dormir. [8] Entonces yo le dije a mis amigos que llegaría tarde a la reunión, pero no me esperaron, se fueron sin mí, entonces decidí nunca más buscarlos [9] y me fui a comprar una lámpara para el patio porque está muy oscuro. [10] Kamila olvida las fechas importantes. [11] Sin abrigo, los vagabundos me persiguen, me apedrean para quitarme los calcetines que he traído de tu casa; pero me gustan y no se los daré. [12] Mi abrigo está en tu cuerpo y en tu espalda, en tu risa que habita mis palabras. Tengo un reloj atrasado, de ahí parte mi impuntualidad, mi reloj me dice mal los días, los años, incluso no sé si estoy viviendo la vida que el reloj quiere que viva, [13] soy su muñeco, soy su compañía. Escribo para ti, no olvido que estás en el mar, te sueño confundida con las olas, te sueño observando a los delfines. [14] un día iremos a Los cabos, Baja California, a ver a las ballenas y [15] un día te leeré poemas de Héctor Viel Temperley. [16] Caroll, Carolita, Charito, Carito, puedo inventarte un nombre si sonrío, si me quedo callado, y otro, quizá el mejor, si beso tu espalda y tu cadera. [17] Hoy limpiaron mi casa, tu casa, pero parece un lugar distinto, un tanto lejano, pues acomodaron los libros en su sitio; aunque, ¿cuál es el sitio de los libros?, sacudieron los sillones; [18] el piso huele a limpio y ahora no sé si estoy en otra casa; [19] espero el momento en que el dueño venga a reclamar su casa llena de orden y silencio. [20] Ahora no encuentro los mapas, no sé dónde los habrán colocado –¿buscando qué lugar? –, quizá en la azotea con el sol; o quizá los regalaron a los ancianos que juegan ajedrez en El parque de los niños. [21] No sé nadar. [22] Nunca sé en dónde dejo las llaves. Me gusta escribirte los domingos, cuando la ciudad duerme, cuando el silencio construye una ciudad y la detalla con semáforos en las esquinas: un accidente aéreo por aquí, una manifestación pacífica por allá. [23] Antes vivía un colibrí en el árbol de chabacano del patio de arriba, pero creció y se fue, quizá nunca le agradaron las canciones que ponía. [24] O, mejor aún, se fue a buscar otro país en otro árbol; aunque, hubiera sido bueno que se llevara el árbol y la casa, ¿por qué no? Compre un libro de Lobo Antunes, se llama Memoria de elefante, [25] empezaré a leerlo el viernes, mientras tanto, me entretengo diciendo cosas de ti a los turistas en el metro. Los miércoles, como hoy, me quedo unos minutos en El café de los artesanos, escucho la canción en turno y pienso en tus manos, [26] pienso en la alegría de tus pasos por la arena, pienso en un gato, [27] en un arenero para Julio. Los miércoles, como hoy, me divierto en tu cintura, repaso tus dibujos y tus labios, [28] repito “tupoto” y “techecas”, hasta que los vecinos salen a protestar. [29] Entonces tampoco quiero irme [30] y me pongo a buscarte en las ciudades de los mapas que, hasta ayer, estaban desordenados en la sala. [31] Entonces no tengo mapas [32] y estoy jodido pues no tengo una ruta exacta para aterrizar mis ideas, [33] mucho menos para guíar a mi tripulación al buen puerto que ofrecen tus caderas. Hasta siempre.
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[é]
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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

tenes una admiradora.
que copia tus escritos y los envia como si fueran de ella.
han sido tan buenos,tus escritos, que yo he caido en su trampa ,gracias a vos.

Saludos desde Argentina

www.sdiazvaldez.blogspot.com

Santiago

4:43 p.m.  

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