jueves, julio 01, 2004

pequeña carta por las niñas que lloran en los videos de Sharon T.

¿Cómo soñar que aparecerán un día en el horizonte los mástiles que anuncian su salvación cuando no queda ya una tierra firme adonde ir?

Miguel de Morey

Con luz de ayer se escribe,
a oscuras, para que amanezca.


Fabio Morábito



Debe haber un mapa en tu cabello, con rutas que orientan a trenes hacia lugares donde llueve. Debe haber en lo que sueñas algo de pradera, algo de tambor o de tormenta. Debe haber una ciudad y un cuaderno para que tu piel pueda escribir lo que recuerda.

(“I would buy myself a gray guitar and play“)

A decir verdad, la muerte de un tren tatuado en tus senos, el agua de su descanso, la buena noche de su silencio en que escuchas esta carta. Alejada de un camino que te divide el cuerpo en aroma y en flor: eres la flor y la estación en que despierta una pintura de duraznos.
Edgar Morin menciona que “el amor procede de la palabra“, pertenece al mito, se enreda en el nacimiento del hombre, es inherente a su forma de imaginar el mundo. El amor mantiene, en consecuencia, una relación estrecha con la palabra. Esta tiene la facultad de comunicarse con Dios, quien es amante y se comunica con los hombres por medio del amor. Aunque también se ha escrito que el amor es una invención de la literatura del siglo XI. La idea que persiste al final, es que la literatura hace presente la idea, la dibuja en sus distintas posibilidades en los hombres.

(“It seems no one can help me now
I'm in too deep
There's no way out
This time I have really led myself astray”)
“En la ruta que no escriben tus ojos, la ruta en que hemos perdido a nuestros mejores soldados, en la ruta de niebla, en la ruta de árboles y casas abandonadas“, escribió. Aunque podrías echarle un vistazo a esta carta, en ella podrías encontrar --entre muchas-- mi voz, o la noche perfecta para dormir entre estrellas.

(cantemos, compañeros, algo más poético: "My generation" de Limp Bizkit --je je, es broma--.)

Escalera hormiga tormenta cuaderno o taxi de papel, qué ha sido de tu vida desde aquel fatídico instante en que decidiste abandonarme por melones, ventana ciudad o papalote, guitarra mause averiado por los gritos, libro de Tsvietaieva en la mesa donde nunca se come, tormenta de papel, o niño de chocolate que juega a observar lo que cantamos: la voz guardada en la radio anuncia “Mr Jones” de Couting Crows, afuera y adentro de esta carta llueve. Una película --podría ser “El ladrón de orquídeas”-- en que te observe enamorada de un hombre pusilánime. ¿Me dejas abrevar en tu respiración mi sueño? ¿Me dejas conversar contigo acerca de cometas y de flores?

(Cantamos: "I can't see the end of me / My whole expanse I cannot see / I formulate infinity / And store it deep inside of me").

Buenas noches Elizabeth, buenas noches Eloisa, buenas noches Remedios la bella, buenas noches Amaranta, buenas noches Rebeca, buenas noches Mónica, buenas noches Grete, buenas noches fenicia: “...Todo fue tan flexible. Usted / fue feliz. Yo fui feliz. El adiós sangriento fue feliz” (Gonzalo Rojas), buenas noches Beatriz, buenas noches Moncha Insurralde (o Insaurralde), buenas noches Pandora y Alegría.

(Silence: "I have nothing to say / and I am saying it / and that is poetry / as I needed it" --John Cage)

Yo estoy aquí, pero es como si durmiera en tus pestañas; como si mi lengua escribiera la humedad que leo en tus pezones. Yo estoy aquí, como si llovieras en lo que mi piel recuerda de tu boca. Habitante de un libro de mis dedos. Escribe con mi semen tu nombre en mi recuerdo; escribe, dolorosa, esta pinche carta que te extraña. Muerde mis dedos, muerde mis labios, mi pelo que te pertenece hasta cuando duermes; muerde mi lengua, habla con ella palabras de manzana, escribe un huracán que nos devuelva la ciudad que nos robaron.

(“C´est a grant tort se ma mort li agree,
car je l´aim pluz que moi n´autre rienz nee” -- Gace Brulé)

Pero yo pertenezco a este lugar oscuro, a este circo en donde oficia el miedo, a esta escena donde aparece la oscuridad a divertirnos. Yo pertenezco a este lugar en donde estás ausente, dolorosa. Y estoy aquí “con el temor después de la tormenta. ¿Son las bombas? / --No, amor, es la arena que escribe caminos” (Lioote Rozz). La cosecha será una madrugada en tus labios, la carta que me anuncie un campanario; la cosecha será cuando un alegre camino de trigo
te devuelva.




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