jueves, septiembre 07, 2006

recordé mi contraseña

i) Esperamos la tormenta. En los libros no regresan las parvadas a dibujos donde llueve; en mi piel despierta su contacto, su silencio y su respiración que dibuja campanarios. Aunque ha llovido toda la semana, los niños de la calle se divierten escondiéndose en armarios; saben que un día tendrán que escapar hacia los lugares habitados por la ruina. Habitamos la palabra pájaro y volamos, señora, hacia los países que leímos en la infancia.
ii) Aunque ha llovido toda la semana, señora, no debe sacar de su casa las orquídeas, debe procurarles poca agua, pues ellas prefieren el ayuno. Las orquídeas duermen con canciones que hablan de la sed. Iremos a Guadalajara un día, señora, para entretenernos en el tráfico; hablaremos de las ciudades que se pueden recorrer en bicicleta.
iii) Mi madre regresa a las once de la noche del trabajo. Todos los días la espero en el mismo sitio, observo cuando cruza la avenida y se acerca caminando, a veces no dice nada, pues el cansancio oculta sus palabras. A ella le gusta ver televisión para olvidarse de los días que hacen daño. Platica de un naufragio cuando duerme.
iv) Ahora me dedico a pensar en las palabras con las que podría contarle que hace frío, que saqué nueve en clase de inglés y que en noviembre empieza un curso de Literatura del siglo de oro al que me gustaría asistir. Ahora me dedico a pensar en las palabras necesarias para dibujar su cuerpo, señora, para sentarme a esperarla en esas escaleras que fueron construidas solamente para esperar. Señora, tengo miedo a las tormentas que destruyen los campos de centeno y me despido, como siempre, con la esperanza de que esto --que de ninguna manera es una oración-- despierte con su cuerpo. Hasta siempre.
.

é
.
Image hosted by Photobucket.com