miércoles, agosto 31, 2005

jueves 1

She used to watch me kiss the floor
What's wrong with this picture?
What's wrong with this picture?
Placebo
Mi oficio es este de dibujar su sombra. Llegaré tarde a mi funeral, Señora; o mejor dicho, no me espere, prefiero mil veces el silencio, prefiero irme a la playa antes que escuchar buenos deseos para el viaje.
Es una carrera de nabos, de nimbos, de nubes: cirros con forma de borregos y unos ojos, Señora, unos ojos. No hago más preguntas al silencio, me reservo mi derecho a la derrota, confieso mis pecados a los sordos; me acusan, sin embargo, de haberme robado una manzana; pecador que soy, acepto mi condena a veinte años trabajando como sastre.
¿Qué es eso de los jueves y los viernes?, mi día favorito es cuando algo sucede en tu cuerpo: una caravana de jinetes bajo la lluvia, un diluvio y un avión, o solamente una mañana. Hay una historia en los campos de centeno; Señora, ellos me sugieren un alivio, una fragancia de canela y despierto contento por la lluvia.
Mi oficio es sencillamente este de escribir tu nombre, de dibujar rutas para los trenes
y las aves, los trenes migrarán a donde duermes. Digo una palabra, un hormiguero y una playa. Digo una fecha para mi lápida, una canción, un espectáculo de estatuas. Digo una carta aunque puede haber dicho mucho más.

martes, agosto 30, 2005

miércoles 31

Querida Tantriste:

Por aquí con lo de siempre, llueve, hay goteras en el techo de la casa, hay sillones y camisas que padecen las goteras; hay casas, sin embargo, que no tienen una gotera por abrigo. Por aquí con lo de siempre, resuelvo ecuaciones diferenciales lineales sólo porque no tengo una ventana para asomarme; sólo porque no tengo una canción para zapatear viernes sábado y domingo.

Mi computadora no se ha aliviado de sus males, pero escribo.

Hoy me acordé de usted, pensaba en su piano, en sus ojos tristes en una plaza de Guadalajara, pensaba en un cementerio donde nos alcanzó la niebla. Hace un año, creo, de eso, sería bueno volver el tiempo a ese día; quizá por eso mismo escucho su Concierto “Irreverente”, quizá por eso, también, escribo su nombre en esta carta.


En la calle camina una procesión, llevan un zopilote a enterrar; su herencia es su vuelo y su hambre de mirar barcos, ¿será que llueve?, ¿será que la extraño en noches de tormenta?

Pero esto no es una carta, es un piano y una flauta, es un automóvil, un semáforo, una ventana amarilla; es, mejor dicho, un viaje en trineo. Pensaba en el frío, pensaba en sus largos brazos, en sus dedos dibujando árboles llenos de pájaros y cántaros sin agua.

Cierto, yo le escribí un libro que se llama Cántaro, lo recuerdo a veces, cuando es viernes o cuando alguien dice algo acerca de la noche. Venga, vamos a comer al restaurant de comida vegetariana que está sobre Madero, venga, prometo contarle algo de pingüinos y de trenes. Hasta siempre.

pasos

Para decir tu nombre con qué, ¿con un barco, una muchacha? ¿Serán lo mismo un barco y una muchacha? Lent et triste, escribo un camino hacia el invierno, me detengo en el cambio de ruta hacia tus ojos.
Cuando escribo escucho tus pasos en el piso de arriba, sé si estás bailando, sé si has salido del baño y pisas con suavidad para contrarrestar el frío del piso. Sé si abres la ventana, si miras hacia el parque para cuidar a tu hijo que repite, como yo, el mismo camino; él en su bicicleta, yo en tus ojos, siempre en tus ojos; porque estar en tus ojos es lo más cercano a la victoria, a la mañana. La victoria, en efecto, se parece a la mañana.
Sé cuando despiertas, cuando preparas el desayuno; aunque esto es más obvio pues el escándalo de tu licuadora despierta a los vecinos tres cuadras a la redonda. Sé cuando estás dormida, en esos momentos yo dibujo tu cuerpo con mis dedos, estás en mi cama sin sospecharlo. Cuando abres los ojos me aseguro de que ya estés en tu cuarto, sería hermoso ver tu sorpresa al despertar en un cuarto que no es el tuyo y, lo que es mejor (para mí), con alguien que apenas saludas en el elevador; pero prefiero verte dormir, cuando tu respiración me sugiere que pronto despertarás, entonces te devuelvo a tu sitio, vuelves a tu cama. Sé de memoria tu itinerario, los pasos que das hacia la ventana, hacia la cocina; cuando llevas a tu hijo a la escuela sé que pasarán entre veinte y treinta minutos hasta que regreses.

No lo sospechas, pero entro a tu cuarto una vez que has salido hacia la escuela, colecciono los cabellos que has dejado en la almohada, en el jabón de baño, respiro el olor que hay en tu cama.
Tampoco lo sabes, pero espero a que llegues de la calle para escuchar tus pasos, para escribir mi historia a partir de tus movimientos, si bailas, si haces ejercicio, si recibes una llamada.
No lo sabes, pero cada uno de tus pasos me pertenece.

martes, agosto 23, 2005

carta

Tengo una pera, tres piratas desempleados, dos ladrillos y un gato. Imagino tu espalda, tus lágrimas, tu casa en el dibujo de un niño. Tengo una cancha de fútbol pero no hay pelota, tengo dos monedas y un mono que canta canciones de cuna. Me muero en las esquinas, revivo con los semáforos en preventiva, me alegra tu cuerpo y necesito un barco que he perdido en el vecindario.

Tengo una peluca, un diccionario, el frío de los sembradores de trigo.

Nunca he organizado un rompecabezas, no tengo la paciencia necesaria para armarlo; me confunden tantos colores, no podría unir más de dos piezas; moriría en el intento. Tengo una saxofón pero es media noche para poder tocarlo, tengo boletos para la función de ayer; tengo un hijo que no ha nacido, flores para una mujer que vive en Bogotá y un canario de papel que canta con la lluvia. Hasta siempre.

jueves, agosto 18, 2005

aucun


Querida Liliana:

¿Cómo son los faros en tu cuerpo?
.
é

lunes, agosto 15, 2005

...

La felicidad siempre es confundida con los recursos que la hacen posible.

Georges Bataille

jueves, agosto 11, 2005

poema de e. e. cummings


me gusta mi cuerpo cuando está con tu
cuerpo. Es algo tan completamente nuevo.
Los músculos mejor y los nervios más.
me gusta tu cuerpo, me gusta lo que hace,
me gustan sus modos. Me gusta sentir la columna vertebral
de tu cuerpo y sus huevos, y la
—firme—suavidad temblorosa y lo que
una y otra y otra vez
besaré, me gusta besar esto y aquello de ti,
me gusta, acariciar lentamente el vello escandalizador
de tu eléctrica piel, y qué es—esto—viene
la carne dividida... y los ojos grandes migajas de amor,
.
y quizás me gusta la emoción

de ti abajo de mí tú tan completamente nueva

Versión de Luz Fonseca
e. e. cummings. La sintaxis de las cosas, antología, México: Verdehalago, 2003.

domingo, agosto 07, 2005

poema de Yehudah Ammihai


BOLETÍN METEREOlÓGICO

Estará nublado. Lloverá
Seremos y moriremos. Estarás despierto.
Habrá brisas dormidas. Te veré
con emoción primera y dura.
Tú me verás, como la lluvia que cae
en tu rostro levantado hacia mí. Hará frío,
habrá subidas y bajadas. Y ¿a quién
hablaremos si no existiremos ya? Habrá
buenas condiciones para los amantes en la
.....................................[colina primitiva.
De los cuatro puntos cardinales de mi vida
.....................................[vendrá el viento.
Estará oscuro.
Habrá olas.
No habrá término medio.
Habrá una nube. Habrá un arco iris en tu cuerpo.
No existiremos maána. Hará frío
en los valles. Habrá niebla. Nos dispersaremos,
.....................................[nos dispersaremos.


Traducción de Teresa Martínez

Poesía hebrea contemporánea. España: Hiperión, 2001 (2a).

jueves, agosto 04, 2005

"porque nada es mi todo si no hay nada contigo"

Escribo bibliografías, las ordeno, las desordeno; las vuelvo a escribir, respiro en ellas, su laberinto me convence, me enreda, me regala un barco: las recuerdo; les digo un nombre; les regalo un gallo, un libro, una ventana. Lo pienso dos veces, me detengo en sus paredes; soy una araña en el gris de su confusión.
Ordeno los nombres, tu ausencia es mi alfabeto; tu nombre es mi cuerpo, mis dedos, mis rodillas.
Escribo las fechas, mi muerte sucede en tus pestañas, mi nacimiento se dice en tus senos; me alimento, cuando duermes, de tu sexo; dibujo bosques en tu aliento; me convences de comprar una guitarra, canto, cuando llueve, y crecen veleros en tu espalda. Canto, sí, y me ofrecen monedas los ahogados, me dicen de ti los diarios, las bicicletas, los juegos mecánicos que han llegado al vecindario.
Escribo bibliografías, me duermo en ellas, despierto con tu ausencia; ella, a veces, se levanta, camina hasta la ventana, observa los semáforos, los busca, los tiene localizados en un mapa; sabe, sin embargo, los días en que caerá granizo. Despierto, también, en los establos, los caballos descubren escaleras, calendarios.
.
e
.

martes, agosto 02, 2005

carta sin liliana

Por qué no vienes a este lugar en donde faltas, por qué no tocas la puerta para ofrecerme una aparato novedoso para dibujar tu cuerpo. Por qué no eres los niños que corren en la calle.
Devuelvo tu nombre a lo que duerme, a lo que estalla, a lo que está allá donde respira una parvada. Devuelvo tu nombre a los relojes que hablan de la ausencia o del clima.
Da una oración, reparte abrazos a los ciegos.
Devuelvo tu nombre a los ahogados. Cierro las puertas en una ciudad que te pertenece, miento a los oficiales que me preguntan mi edad o la edad de mis zapatos. Porque mis zapatos, además de edad, tienen vacaciones, tienen una ruta favorita y una fecha (especial) para caminar historias; mis zapatos también te pertenecen, a veces me los quito cuando escribo. A veces, cuando escribo, aviento zapatos a los gatos que llegan hasta mi ventana; a veces, también, me detengo en los puestos de revistas, leo un poco los títulos de los periódicos; a veces, sin motivo alguno, me despierto en la madrugada y escribo tu nombre en las paredes, lo borro, lo vuelvo a escribir.
Ayúdame para que sea jueves, ayúdame para que sea invierno en tu espalda, en tu lengua, en tus rodillas. Ayúdame, llega hasta mi cuerpo como una canción que repitiera un bosque, y toca mis manos, toca cabello, mis dientes. Besa mis recuerdos, mi silencio; besa mi espalda, detente largas horas en mi pecho, en mi sexo; inventa un fin de semana en mis pestañas.
Devuelvo tu nombre a los ahogados que saben la historia de la sal, de la sed, y encuentro tus ojos en los niños. Hasta siempre.
.
é
.
Image hosted by Photobucket.com